lunes, 13 de mayo de 2013

Una tímida "h"


.Te pienso y logro descomponerte en partes, reconstruirte desde los labios, recrear tus sonidos y hasta tus silencios. Puedo desglosarte en ojo, pie, pestaña, ombligo, entraña. Me sé de memoria tu espalda, tu cadera, tu sexo y tu mirada. Reproduzco en mi olfato tu piel y tu cabello. Pero no logro componerte en signos, acomodarte en letras. Me urges verbo y te conjugas conmigo. Te sé pronombre y quiero volverte oración completa o párrafo o novela pero se arrugan las vocales, se me doblan las consonantes, se me agachan los acentos, las conjunciones (cuando logro poner alguna) se borran solas y los versos, ¡ah, los versos!... ésos nacen sin llegar a tinta, ésos se me escapan por entre los labios disfrazados de suspiro, ésos surgen con tal velocidad que se van correteando entre sí, uno seguido del otro, y luego el siguiente y el siguiente, que no da tiempo de bajarlos al ordenador o al papel o sienten miedo de ser; y las comas con miedo a cansarte y los puntos con tanto temor de volverse finales que uno de ellos quiso estar al principio de todo, al principio de este párrafo, al principio de esta historia y quizás hay un punto en los principios del mundo. Pero tú, no te conviertes letra, no te haces símbolo quizás porque ya estás muy bien dicho sin palabras, porque nada hay que agregar de lo que llevas, porque tienes los silencios justos en los pliegues del brazo y entre los dedos de tus manos, y tu boca hace una especie de coma cuando sonríes de lado. No te compongo en signos tal vez porque tienes ya una redacción perfecta en tus caderas y una cadencia justa en tu andar. No te hago letra, palabra o cuento quizás porque la tinta, en contra de mis esfuerzos, rehusa imortalizarte tan pronto, teme saber lo que ya sabe, se atoran las sílabas al filo de lanzarse para tejerte y encabalgarte. He decidido que empezaré escribiéndote en un sólo signo esta noche y para no correr riesgos, hoy sólo serás una tímida "h", que si me lo permiten mis letras retomaré depués y le agregaré un algo que te vuelva un primer fonema. Y para no espantar a los puntos, cierro con uno, pero que quede claro que por tratarse de ti, sólo es un primer punto y aparte.

jueves, 7 de febrero de 2013

DEJÉ DE FUMAR Y DE FUMARTE...


Dejé de fumar hace meses. Dejé de fumarme, de fumarte, de fumarnos. Nos tomo en el café. Nos trago como recuerdo a oscuras, café negro y sin azúcar. Nos doy en sorbos para despertar. Nos doy en sorbos pequeños, calientes y a deshoras desde que dejé el cigarro y nos quise dejar a nosotros. A mí, a ti, dejé a mis yos y a tus tús tan tuyos, tan alguna verde vez nuestros. Dejé el cigarro como dejé los zapatos de goma y me dejé a mí para volverme otro más yo sin todo aquello.

Dejé la casa grande donde nos dejé a ambos como ambos. Dejé de jugarnos para aprender a jugarme, jugar y conjugarme de a uno, de a uno en presente constante; empeñé el recuerdo para comprarme libertades en las que pudiera bebernos siempre en pequeños sorbos de a poco sin tu consentimiento ni el de nadie. Dejé de fumar y de fumar de ti. Dejé de fu y de mar y de ti. Me bebo a ratos y a ratos también nos bebo, nos bebo en negros, nos trago bebiendo y bebiéndonos de a sorbos cortos como de pasado descompuesto, y nos anochezco para amanecerme así, amanecerme en cueros, amanecerme en cueros de mí sin ti. 

Dejé de fumar y de fumarte. Tal vez deje también de bebernos en el café como recuerdo y entonces, ese día nos olvide.