jueves, 7 de febrero de 2013

DEJÉ DE FUMAR Y DE FUMARTE...


Dejé de fumar hace meses. Dejé de fumarme, de fumarte, de fumarnos. Nos tomo en el café. Nos trago como recuerdo a oscuras, café negro y sin azúcar. Nos doy en sorbos para despertar. Nos doy en sorbos pequeños, calientes y a deshoras desde que dejé el cigarro y nos quise dejar a nosotros. A mí, a ti, dejé a mis yos y a tus tús tan tuyos, tan alguna verde vez nuestros. Dejé el cigarro como dejé los zapatos de goma y me dejé a mí para volverme otro más yo sin todo aquello.

Dejé la casa grande donde nos dejé a ambos como ambos. Dejé de jugarnos para aprender a jugarme, jugar y conjugarme de a uno, de a uno en presente constante; empeñé el recuerdo para comprarme libertades en las que pudiera bebernos siempre en pequeños sorbos de a poco sin tu consentimiento ni el de nadie. Dejé de fumar y de fumar de ti. Dejé de fu y de mar y de ti. Me bebo a ratos y a ratos también nos bebo, nos bebo en negros, nos trago bebiendo y bebiéndonos de a sorbos cortos como de pasado descompuesto, y nos anochezco para amanecerme así, amanecerme en cueros, amanecerme en cueros de mí sin ti. 

Dejé de fumar y de fumarte. Tal vez deje también de bebernos en el café como recuerdo y entonces, ese día nos olvide.