viernes, 18 de noviembre de 2011

DESDE LA ALMOHADA HASTA EL NADIE

Cuántas sábanas y yo hueco, desde la almohada hasta el nadie. Cuánta noche sin sueño ajeno desprendido de un antes contigo, arrancado de un yo amante, descocido desde el colchón hasta la cintura del viento. Cuánto cuarto para uno sólo, cuánto mundo para un viajante, cuánta cama y yo sobrándome, roto desde la espalda hasta el invierno, amarrado desde el silencio hasta las ramas de mis lagrimales, contraído desde el pecho hasta la falta de ganas, apretado desde los verbos hasta el final de mis talones, ausente desde mis dedos hasta mis puntos finales al margen de mis olvidos. Yo tan memoria y tan ausencia de madrugada. Cuántas ausencias, memorias, olvidos, cuántos márgenes y puntos finales, cuántos dedos y talones y verbos, cuánto colchón y cuánto antes...pero qué poco después; cuánto yo hay esta noche, pero sobre todo ¡cuánto sin ti!

miércoles, 12 de octubre de 2011

ME PASA QUE ME ENFERMO

Me pasa que me enfermo de ciudad y de días grises, de ver los sueños colgados en las ventanas al lado de las toallas mojadas y la ropa blanca recién lavada en esta vecindad contemporánea de dioses olvidados, de ideales rotos y de sangre brotando de las coladeras.
Sucede que se me revuelve en el vientre la masa de soledades cuando paso caminando entre la fonda de Doña Inés y el despacho contable. Me enfermo y me duelen las plantas de los pies y las pestañas cuando camino junto a los abarrotes silentes y magullados, las cafeterías con su olor a sueños podridos, los jardines de excremento emocional, las calles que cruzan por los esfínteres del hombre, por la entraña que desemboca los domingos.
Hay días como hoy, en que me enfermo tan sólo por mirar hacia el vacío, ese abismo, allá en el horizonte, que aguarda la caída en serie de toda hormiga con portafolios, de todo ente que ni si quiera puede voltear a verse a sí mismo.
Se me espesa la sangre con grumos de indiferencia, escupo flemas de dolor ajeno, e impotente lloro, enfermo lloro...porque duele.

sábado, 8 de octubre de 2011

DEBO SACARTE DE MÍ

Debo sacarte de mí. Tal vez comience por dejar de pensarte en las mañanas. Y a partir de pasado mañana, o un día después, deje de beberte en el café. Me han dicho que me dé tiempo, yo más bien quiero regalarme soledad y algunas copas de vino para asentar las memorias y sudarte.
He pensado quererte unos días más, los suficientes para que mi piel te absorba, para que mis ojos te escurran; los necesarios para hacer arder al tiempo y mis palabras todas, las dichas y las pensadas, las espantadas, las amorosas, quemarlas todas y hacer una hoguera en silencio que nos caliente el pasado para poder enfriarlo con aquello que no se dice, con el silencio que queda entre dos que se amaron tanto.
Unos días más de quererte tanto para que sepas que lo hago y hagas de ese amor lo que te plazca: mirarlo, masticarlo, escupirlo, abrazarlo, aventarlo por la ventana o echarlo al baño. Suena inútil, lo sé, pero quiero unos días más para terminar de comprender cómo es que se borra el tiempo y se hacen morir los años.
Que amar es un delirio alucinante, un mal demente de los hombres, una costumbre masoquista, una perversa manía; pero dejar de hacerlo se parece tanto a la muerte misma.

EL ADIÓS TÁCITO

En el silencio postergado y corrupto se me caen ardiendo las manos y los ojos amargos; en la distancia se me tuerce el tiempo y te quiere volver fantasma, pero esta noche no que esta noche me volvió a quemar el adiós tácito, este adiós escondido por miedo a ser pronunciado pero contundente, aunque con ganas de no ser llevado a cabo.

sábado, 24 de septiembre de 2011

DETRÁS DE LAS CONSONANTES

Me voy a esconder esta noche detrás de las consonantes. Es posible, incluso, que me convierta en letra, en una "y" por ejemplo o en una "h" o hasta me vuelva un artículo personal de alguno de los personajes.
Me voy a perder en las letras de alguien más y quizás desaparezca y me transforme en novela para saberme entre comas, las comas me dan confianza. Y toparme con la doble intención de un punto y coma, con la convicción de un punto y aparte, con la certeza que sólo se encuentra en un punto final. Se me antoja ser una palabra como "infierno" por su fuerza, o una frase como "adorna de ilusión la casa en llamas" para saber que se siente.
Me voy a fugar y tal vez me encuentre en un paisaje inventado de un país desconocido. Voy a averiguar si la hache es muda en verdad, quiero estar entre paréntesis y vivir un tiempo entre comillas para hurgar en la habitación de Harry Haller.
Me voy a esconder esta noche detrás de las consonantes, si mañana no estoy no te sorprendas...sólo no me busques más.

DANIEL M. CERVANTES

miércoles, 7 de septiembre de 2011

REPARTICIÓN DE BIENES

Quédate con mi lado de la cama para que puedas extender tus brazos por las noches o para que lo compartas y si estás de acuerdo yo me quedo con el olor de tu almohada en lo que concilio el sueño. Te dejo el abrazo, el primero y el más fuerte, pero déjame conservar el resto para mi colección de sensaciones placenteras. Quédate con la risa silvestre que me arrancaste tantas veces involuntariamente, con las canciones de ese grupo argentino que tanto te gustó y con mi cepillo de dientes, puede servirte para limpiar el cochambre que se hace entre los mosaicos.
Déjame quedarme con el aire que pasaba por tu porche y el café de media tarde, pero te dejo el sonido ronco de mi voz al despertar y quédate también con el viento de mi balcón. Te dejo el sabor a ron de algunos besos y la caricia fácil de mis manos para cuando la soledad te agovie de más.
Me quedo con el danzón para bailarlo de vez en cuando, tú quédate con el Papaloapan y el rojo de mi piel cuando el sol (y cuando te acercabas mucho). Te dejo mis vuelos para cuando no quieras pisar tierra y me quedo con la tierra que me enseñaste para no tener que volar siempre.
Quédate con el tiempo, que a mí no me hace ya muchos favores y a ti puede regalarte tanto, pero me quedo con la planta de gran penacho que compramos, el sonido del acordeón, la sierra de Puebla y el sabor de tu boca después del tinto. Te dejo en el closet mi desfachatez para que te la pongas cuando quieras o la dejes en el buró mientras lees. Quédate con el brillo que te acostumbraste a ver en mis ojos. Déjame tú el brillo que me acostumbré a ver en tu alma. Te dejo mis torpezas y me quedo con tu agudez. Las culpas tirémoslas los dos en el bote de la basura. Te dejo la mayor parte de mis letras y algunos de mis insomnios, te doy mi plenitud para que la tengas bajo tu almohada y te regalo un sincero siempre. Finalmente te dejo una promesa: seguiré sonriendo. 
No ha sido necesario meter abogado en esto o si quiera ir ante notario pero de no estar de acuerdo con la repartición, siempre podemos volverlo a hablar.


Daniel M. Cervantes

miércoles, 10 de agosto de 2011

DE MADRUGADA O BUSCO UN COLOR

Mientras tanto intento, sólo intento, pintar con letras. Dibujar rastros de historias y rostros de una realidad paralela, tácita pero intangible, tan de otros pero tan mía.
Escribo encima de los ojos del que observa, pinto sobre la piel del que siente, armo y desarmo, construyo y deconstruyo mientras me reconstruyo en letras y en la escena. Miro el teatro de la vida misma que me parece tan ajena. Doblo las esquinas de las páginas que antes han sido dobladas por alguien que soñó igual que yo, sintió igual que yo, dobladas por aquel que atravesó un instante mis instantes.
Me doblo yo y me marco y me esquino y me quemo y me redoblo y envejezco aunque no quiera.
Conservo la esperanza de la alquimia y difumino la inocencia del amor, me envanezco y me desvanezco y a ratos dejo de ser cuerpo o imagen, a ratos ni semejanza.
Mezclo en mi paleta las distintas tintas, los licores ajenos, las escencias marchitas, las canciones añejas, la sangre endurecida, las lágrimas viejas y las miradas tibias para ver si descubro un nuevo tono, un color menos sobrio al de las letras y aún más íntimo, más brillante al de la prosa y más sincero que el verso, un color más intenso, menos de otros, más terso, más vivo entre los vivos, un color más parecido al aquí y al nosotros, al tú y yo más de fondo que de forma.
Busco la verdad sobre la verdad misma. Busco la vida en vida y al amor en el amor... pero mientras, yo sigo siendo consonante o vocal, según mi humor, sigo siendo un después, un tal vez, un viaje del héroe, una ficción.

Daniel M. Cervantes
2011

martes, 2 de agosto de 2011

EL SILLÓN


Aquella noche tuve un espasmo repentino en el sillón donde solía recostarme las noches de domingo.
Ese sillón había sido por años un puente espacio-temporal que enlazaba las últimas horas del domingo con las primeras horas del lunes, que son a mi juicio y hasta la fecha las más complicadas de sobre llevar, y hacía más corto el viaje que habría de emprender hasta mi cama en altas horas de la madrugada.
En pocas palabras aquel sillón que se encontraba en el cuarto de televisión, adquiría un carácter relajado y flexible que contrastaba con la personalidad rígida y formal que mi cama cobraba las noches de domingo; simplemente hacía menos difíciles mis transiciones semanales, por tanto, y sin contar las veces que fue testigo de mis citas y recinto de mis pasiones so pretexto de ver películas, no considero necesario mencionar cuánto lo estimaba.

Tuve ese espasmo abrupto esa noche y sentí el corazón acelerado, como cuando uno se despierta después de haber tenido pesadillas o cuando se tienen temperaturas muy altas, pero no estaba seguro de haberme quedado dormido ni de haber sufrido otros síntomas de una fiebre alucinatoria, lo que era una certeza es que tenía la extraña sensación de haber vivido toda una vida arriba de aquel sillón y una notable confusión sobre mi propia identidad y aquello que me definía como hombre. No recordaba el color de mi cabello por ejemplo, ni los olores más que el olor a café, ni lo más profundo de mi vocación o los nombres de mis viejos amores, es más, no podía recordar si tenía familia si quiera o las habilidades que me caracterizaban; me preocupaba que el desvanecimiento de mi imagen de mí sobre mí mismo, quiero decir, de mi identidad o lo que yo había constituido como mi identidad era notablemente veloz, cada segundo que pasaba recordaba menos de mí.
Así que me dispuse a buscar las fotografías, que seguramente tenía sobre los muebles de mi recámara o en una caja bajo la cama, y las cartas y recuerdos que cualquier hombre guarda en el cajón del buró o en su defecto en el de los calzones, incluso, sí  en algún momento me había pasado de extravagante, quizás tendría un diario que me hablara de mí y de mis amantes. Sin embargo, mi impulso fue cortado de tajo, difícilmente podía mover las piernas o los brazos como si en mis venas hubiera dejado de circular la sangre pero en mi pecho los golpes de mis latidos eran macizos y contundentes - al menos no estoy muerto - pensé, y sentí algo de alivio en ello.

En seguida mis ojos se aseguraron primero de no estar cerrados ante la posibilidad de estar soñando, luego, mis globos oculares pasearon circularmente tratando de encontrar vestigios oníricos en algún sitio, cualquier indicio de realidad subconsciente o cualquier quebranto a las leyes naturales de la física hubiera bastado para mi tranquilidad: un gato caminando por el techo, el nacimiento de una ola gigantesca, un baño sin paredes imposible de usar, el borde de un abismo invitándome a caer, pero no, únicamente podía ver con decepción las mismas paredes grisáceas de mi casa, la puerta de acceso al baño principal, la televisión de cuarenta pulgadas, el pasillo que lleva al recibidor por un lado y al desayunador por otro, la puerta de mi recámara, los dibujos enmarcados, el librero y el reloj de pared.
La lógica, si es que existe, indicaba que definitivamente todo aquello no era parte de un sueño, yo estaba más despierto que nunca.

Traté de conservar la cabeza fría para no desequilibrar más mi psique que de por sí ya estaba en tela de juicio. La pérdida de identidad no me preocupaba tanto como las carentes facultades motrices, finalmente los otros lo ven a uno como se les antoja verlo sin importar cuánto empeño y esfuerzo se haya gastado para forjar una personalidad medianamente definida, y en cuanto a los recuerdos desaparecidos me fui haciendo a la idea, pues seguramente no eran más que amarres y ataduras a un pasado añejo y quizás podrido; en cambio la inmovilidad sí era un verdadero problema pues pensaba en aquel momento que yo tenía necesidades más básicas como comer o fumar o ir al baño, necesidades que no podría satisfacer de quedar completamente inmóvil - ¡fumar, ya decía yo que una adicción no se pierde con tanta facilidad! – me dije con voz temblorosa y al mismo tiempo orgullosa por no haber perdido todo de mí, o no aún.
-  Además - pensaba - con el tiempo encontraré nuevos gustos y habilidades, tal vez pintar o construir puentes o escribir y seguramente elegiré un buen nombre según lo que haga ¡pero no podré realizar nada nuevo sin moverme! –
Así que clamé por ayuda, grité y grité hasta cansarme sin que nadie a la redonda diera señales de escucha o me socorriera.
Después de un rato, ya más tranquilo y más cansado de forcejear y de luchar conmigo mismo, observé de nuevo el panorama, era igual. Pero al observarme a mí, vi algo en mis ropas que no había visto, para empezar me cubrían desde los pies hasta mis brazos y lo que alcanzaba a ver de mi pecho, no había nada de piel a la vista y lo más curioso es que tenían un diseño idéntico al tapiz del sillón.

Sorprendido, me quedé en absoluto silencio durante varios minutos, tal vez horas o días.
De pronto ya no recuerdo más el olor a café que era lo único, lo último que me ligaba con lo humano. Al fin soy yo mismo sin más. Un sillón que soñó ser un hombre que vivió una vida que olvidó.





Daniel M. Cervantes
2011

martes, 28 de junio de 2011

DE GRAMÁTICA MOJADA Y TEMPORADA VACACIONAL

Es en la temporada de lluvias, año con año, en que se me revuelve el tiempo con el espacio. Se me confunden la nostalgia con la serenidad y el plural con el singular.
En estos días se me mezclan los recuerdos, las promesas, las deudas y los olvidos; los lugares, los rostros, los deseos, los sentidos.
Y en los charcos se me caen los verbos al saltar, se me mojan los adjetivos y a estas alturas del año generalmente se ha deslavado el yo y se ha entorpecido el nosotros.
Es en esta temporada que me dan ganas de mar o de pueblo y de mí, de silencio, de estar y de ti y de tiempo y de tiempo en silencio contigo, estando, del verbo juntos.


Daniel M. Cervantes

domingo, 26 de junio de 2011

¿SE PUEDE ESTAR CUERDO?...O SIN CONJUNCIONES

La gente estos días me cree cuerdo mientras escurren de mi frente la falta de razón sobre el cansancio, de mis ojos la paradójica presencia de mis múltiples yo con la ausencia de mi yo mismo, de mis brazos la acción confusa, de mis pies los sueños difusos sobre el suelo mutante, mutilado, de mis manos el tacto difuminado sobre terrenos lúbricos.

¿Se puede estar cuerdo sin comas con el alma por encima por debajo la pasión a los costados sin conjunciones el amor presente en potencia desarticulado el descanso perdido el insomnio atorado los tobillos torcidos por el empedrado las caricias buscando tiempo espacio la comunicación marginada con las palabras jugando detrás del árbol?

Daniel M. Cervantes
2011

jueves, 9 de junio de 2011

EN VENTA

Empeño estas letras a cambio de la locura, rento el alma para que sea interpretada por la tinta de otra pluma que la mía está desgastada, vendo la palabra "amor" para el que sepa usarla y el miedo no le frene al escribirla, remato estas manos frías y atrofiadas que se han olvidado de escribir y de comer e incluso han perdido tacto y esta boca ya torpe con las palabras y más torpe al contacto, regalo mi nostalgia toda y cedo mis ojos hinchados con estas lágrimas que escurren en pedazos, presto mi vida un rato para que la viva alguien más en lo que busco del pasado mis retazos para reconstruirme y rearmarme con lo que pueda conseguir de alguna oferta similar, me vendo entero o en partes, e intercambio mis trazos...pero sólo por hoy, que mañana estoy de vuelta entre sus brazos.




DANIEL M. CERVANTES

2008
(Lo escribí hace unos años pero esta noche tiene más potencia en su valor)

QUE ME ESPERA LA VIDA


Que me espere la vida en lo que la alcanzo, la tardecita perfecta, con entre sol y olorcito a lluvia para un paseo en Coyoacan, que me espere el tiempo que para eso está, que me esperen sus ansias y la desesperación, las luces y los espectadores, que me esperen Oaxaca o Chiapas, el mar y el amor.
Que me espere el suelo donde habré de caer y el árbol en el que me habré de transformar, que me esperen el miedo y su cuerpo y sus ganas y los colchones y que me esperen los gusanos, que me esperen mis sueños y sus ojos, las carreteras, los miradores, las copas de vino y sus besos, mi pasión, sus impulsos y que me espere nuestra conversación si es que puede esperar más; al mundo suplico que me espere que yo ya no pienso esperar más...



DANIEL M. CERVANTES
2011

domingo, 5 de junio de 2011

EL RESTO DE MI SEMANA


Después de huirle durante seis días y seis noches no pude escaparme de la noche del domingo, de esta noche más noche que nunca y sobre todo más domingo.
Tan domingo que traigo la boca seca, tal vez por mezclar blanco con tinto, y el pecho vacío, quizás porque olvidé mi corazón en la silla junto a tu cama o en el cuarto de triques de tu casa, que arrastro los pies porque me pesa la cadera y hasta se me confunden los días pasados con los que vienen debido a la indefinición del domingo en general y a mi mareo temporal en particular. Tan domingo que me cuelgo de tus pestañas o de tus ojos completos y de los boleros que escuchamos para no colgarme de mis dudas o mis nostalgias aunque esas más bien se cuelgan solas en uno, aunque uno no quiera, las noches de domingo.
Tan domingo que traigo la sonrisa débil y el recuerdo fuerte, que ahora saco de mi morral los pedacitos de tu boca y de las tardes contigo que robé a hurtadillas por si me agarraba la lluvia o la melancolía o el frío. Tan domingo que te dejé otra vez en tu semana y yo volví a la mía, con la esperanza de reencontrarnos en martes o en viernes o en septiembres y hacer nuestras las semanas y los días.
Es posible que si huyo mejor el resto de mi semana, desaparezca mi próxima noche de domingo...


DANIEL M. CERVANTES
2011

martes, 24 de mayo de 2011

DESPUÉS DE PENSARLO TANTO O DE PUNTOS SUSPENSIVOS...

Después de pensarlo tanto he decidido dejar de pensarte, porque nunca fuiste idea, sino de carne y hueso y músculo latiente. A ti, cómplice y antítesis, tierra de mis vuelos, brazo de los sueños desmembrado, rebelde hasta contigo. A ti, que te encuentro a ratos haciendo cuentas  entre las notas de consumo: agua, gas, comida, teléfono; mientras me descubres enredado en sílabas o sueños y haciendo cuentas también: dos pares de labios, cuatro manos, un colchón, un verso. A ti, que me seduces sólo existiendo sin darte cuenta, que te preocupas tanto y tan poco, que me sorprendes con tus manos de vez en cuando e inesperadamente, a ti que no te sabes tanto y me sabes tan bien a mí, que contienes tus impulsos mientras yo me enredo con los míos, a ti que no entiendes mis puntos y de quien no entiendo las comas, pero entendemos juntos nuestros puntos suspensivos, a ti complemento, a ti contradicción de mis contradicciones dejaré de pensarte tanto porque de ahora en adelante sólo habré de sentirte…y a veces, sólo a veces, habré también de soñarte.


Daniel M. Cervantes
2011

jueves, 19 de mayo de 2011

E=mc[al cuadrado]

Con esta taza de café brindo por la tierra que sangró para parirnos y a la que regresaremos. Maldigo, con esta misma taza y el humo de mi cigarro, a la conciencia, la más tonta enfermedad del hombre y a la razón tan carente de ella misma, como maldigo, por hoy y tal vez lo haga de nuevo, a los instintos que nos recuerdan el reino al que pertenecemos; lo hago esta tarde que tengo los pies fríos por lo roído de mis calcetas, un poco tarde tal vez o más temprano de lo que esperaba, tan relativo como el amor o el vacío pero bendigo al hombre por su persistencia a costa de sí mismo.
Desde anoche reconozco tus obstinadas ganas de caer y esta tarde acepto mis instintivas ganas de salvarte, porque aunque no sea lo más sencillo de entender, sólo contigo me salvo...y me destrozo.



Daniel M. Cervantes
2011

sábado, 14 de mayo de 2011

EN LA BOLSA DEL PANTALÓN

Cargo con mis sueños en la bolsa del pantalón, de vuelta en vuelta se me escapa alguno al recibir el cambio de los cigarros o al fumarlos, como se escapa tu voz cuando me envuelve el silencio, o la distancia, o los dos.
En la solapa he puesto un pañuelo rojo para que me conozcas o reconozcas o quizás sólo para llamar tu atención, y bajo el brazo llevo un libro o lo dejo en el buró, uno de esos que tiene las esquinas dobladas donde yo te guardo desde hace tiempo pero me hago el desentendido para serte de nuevo un desconocido y me mires como si nunca antes me hubieras visto.
Por debajo de mi sombrero he puesto la biblia del culto que te rindo y aunque diario te cambio la oración sigo siendo el mismo y hasta creo que traigo puesta la misma ropa interior.
Desde hace unos días me he puesto el zapato izquierdo en el pie derecho y al revés, para que parezca que ha cambiado mi andar dado mi temor a la transformación y en mi morral he guardado algunos billetes del turista para ir comprando tus besos como propiedad o terminarte de conquistar.
En la camisa, junto a mi pluma, conservo la misma tinta que me viste usar pero he cambiado las letras o han cambiado a pesar de mí mientras te buscan para amarrase a tus agujetas y estamparse en tus corbatas o en tu pecho, o en el mejor de los casos, en tu corazón...¡sabrán ellas!


Daniel M. Cervantes
2011

jueves, 28 de abril de 2011

ÉL ESTUVO PREPARANDO SU MALETA...

Él estuvo preparando su maleta durante algún tiempo para cuando llegara el día y diario la iba llenando con algo; si no era ropa eran libros o sueños, si no eran sueños guardaba la ambición bien doblada para que no se arrugara; de vez en vez le metía algunos diplomas y, constantemente, en el cierre de los laterales, iba guardando valor y calcetines, y al final metió un par de labios por si el frío. Esta maleta debía ser ligera para poder cargarla sólo y aun así tardó varios años en poder cerrarla hasta que por fin estuvo lista.

Aquel día llegó, tomó su maleta y se quedó dormido encima. Sin darse cuenta amaneció en otro lugar donde el tiempo pesaba más, o pesaba menos, donde el tiempo pesaba distinto.
Las paredes eran menos y más blancas, las noches más ruidosas y el sueño más corto. Por las ventanas no se veían grandes jardines como en su vieja casa sino un panorama gris de pavimento y automóviles, las miles de habitaciones se habían reducido a una y el cantar que antes escuchaba de las aves ahora era el cantar de los aviones o el motor de los carros o el vendedor de tamales.

Atrás se habían quedado las lecturas en el porche, las madrugadas de biblioteca, la amplitud en la cocina, las reuniones de chimenea, los posters de la recámara, las noches de cielo negro y las estrellas, los ruidos que se oían cuando tronaba la madera, los miedos de cuando niño, el reloj de pared de la sala, las bardas largas cubiertas, el recuerdo de las bugambilias, el plato de fruta picada, el eco de sus soliloquios, la fuente que fue testigo, el olor de las macetas y el pasto, las tardes de piano o acordeón, el cordón y el ombligo.

Nada de eso pudo meter en su maleta o no quiso, pues todo eso sería sustituído por algo mejor y de mayor valor: su libertad.


Daniel M. Cervantes
2011

domingo, 17 de abril de 2011

HOY QUE ESTÁ NUBLADO...

Hoy, y en días como hoy es que te extraño.
Mis ojos que atraviesan las ventantas se sienten más vistos por el viento que observando y mi nostalgia un poco más acomplejada, mi tristeza más triste y mi soledad más extraviada.
La cama hoy se siente sola o fría o sola y fría y esperanzada.
Hoy me hacen falta tus brazos o tus ojos y tu piel porque te extraño ahora que el cielo se ha nublado tanto y que no me concentro en los libros, tal vez por ser domingo o por mis dudas o por el suelo mojado o por mis pleitos conmigo.
Necesito tu voz hoy más que siempre y tu sonrisa, quiero tus besos como nunca, desmedidos. Y tus manos...a esas también las extraña mi cuerpo, hoy que está nublado.



Daniel M. Cervantes
2011

martes, 29 de marzo de 2011

EL HOMBRE QUE OLVIDÓ SU NOMBRE

Él tomó su taza de café y mientras sorbía miró el polvo que se levanta con el aire (o con la vida), los ojos le ardieron, como arden las entrañas cuando se les revuelve el polvo. Esta vez ni el cigarro ni el café ni el pan con mantequilla, esta vez nada saciaba sus ganas y hasta dejó de reconocer el lugar en donde estaba. Para ese momento había olvidado su historia, el olor del perfume de su madre, el color de su casa y hasta su propio nombre, se había perdido en esa gigantesca nube de polvo que da lo mismo explicar si estaba afuera o en la garganta.
Entonces recordó que esa misma mañana, más temprano, lo había despertado un "te amo", no recordaba su nombre pero supo en ese momento el camino de regreso a casa.


DANIEL M. CERVANTES
2011

domingo, 27 de marzo de 2011

DE LA PRIMAVERA O DEL INSOMNIO O DE TI...

Esta noche debido a la primavera o sin ninguna razón tengo las ideas mezcladas, la mecanografía revuelta, tengo las palabras en la entraña con las letras al aire, la cabeza en los pies, la melancolía en la sonrisa y el sueño en la vigilia, tengo el principio en el fin...y a ti, más que otras noches, te tengo por todas partes.
A ti que fuiste insomnio antes que yo hombre, que fuiste idea antes de que conociera tu cuerpo; a ti te nombro esta noche aunque me falle la voz, te esculpo esta noche aunque lejos estoy de ser artista o poeta o de sentir mi cuerpo; evoco tu mirada: la primera para mí, e invoco esa noche: la primera con vos.
En mi cajón está aquella carta ¿la recuerdas?, en alguna otra parte esta aquel disco. En mi almohada está ese verso que te apropiaste con los ojos del color que fueran. También en mi almohada está el olor de tu biblioteca, el sabor de ese bosque que fue tan tuyo por tantos años, el color de los ladrillos que hacen las bardas de tu casa, la luna de aquella noche, el contorno de ti, el portón verde abierto, tu abrazo y mi incredulidad de encontrarte. En la memoria del tiempo está mi pasado (lo que olvidé y lo que recuerdo) jugando con el tuyo (el que conozco y el que guardas). En mi café, ése que sigue humeando, se escribieron tus dos palabras y se fundieron mis quinientas pasiones al unísono.
Se terminó el invierno.
Aunque siempre perteneciste a la madrugada y te entregaste al insomnio, este insomnio te lo regalo yo, con su nostalgia y su olor, con sus aires de pasado que nos repite y presente que nos construye y con un poco de suerte, te regalo también un mañana para dos.

a 27 de marzo de 2011 a las 3:28 a.m.
 
Daniel M. Cervantes
Primavera 2011

miércoles, 23 de marzo de 2011

DESDE EL BALCÓN (...)

Quiero bailar con tus sandalias puestas, quiero mojarme el rostro con la lluvia de tus propias nubes, quiero devorar tus letras, tus pinceles, tus piedras, quiero hacerme una mascarilla de ese barro que llevas en la bolsa, te quiero provincia y ciudad, te quiero canción y silencio, te quiero café y ron, calle y refugio; tú-artista, tú-roto y desquebrajado, tú-racional, tú-frívolo, tú-idea, tú-instante, tú-fondo, tú-expuesto, tú-simple, tú-compuesto. A ti, sombra de mi Peter Pan, quiero enseñarte mi vida común desde el balcón donde la veo.



Daniel M. Cervantes
2011

lunes, 14 de marzo de 2011

DUELE LA CASA SIN FLORES

Un día sin sol, sin lluvia, casi sin razón y sin honores, con la vista cansada y gastadas las ganas, oliendo mi cuerpo igual que el aroma que despiden las hojas de libros viejos, con las manos libres pero sin rumbo y las piernas desencajadas, con los recuerdos añejos, la memoria anclada, la razón tortuosa, la cama deshabitada, con mis silencios rotos igual que mis palabras, la garganta quebrada, la piel enmudecida y las paredes sin colores, así este día sin sol y sin lluvia...en el que duele la casa sin flores.



Daniel M. Cervantes
2008

DIONISIO, YO Y MI ALMOHADA

Estoy solo, solo y en mi almohada, y esta soledad me ha cerrado la tráquea o es el aire pesado de mi cuarto, estoy sudando de mi cabeza a los pies y mi respiración se agita, siento mis latidos al golpearme con la cama en una especie de agonía que me sofoca, una muerte deliciosa y lenta previa al contacto de una piel imposible, de un cuerpo imaginario, de unas manos que no existen en mi espalda, y mi lengua, temblorosa, se retuerce entre mis labios como si fueran ajenos y recorre imaginando caminos sinuosos y mares tibios donde habrá de reposar mi boca, creo en esos rincones inalcanzables para esta noche solitaria; mis manos intranquilas inventan con el roce de las sábanas más de un cuerpo desnudo y veinte lenguas enmarañadas, cuerpo a cuerpo regalando caricias que resbalan con el sudor en mi espalda.
He perdido el aliento y mi pecho ya no me pertence, ni mi sexo que ahora es de otros, de todos los que habitan mi cama y se enredan entre mis piernas sabiéndose dueños de mi pasión posesa y de este instante de olvido en el que estallan cuerpo y alma y ahora...se desvanecen...se han llevado mis ganas... y estoy solo de nuevo, solo y en mi almohada.



Daniel M. Cervantes
2009

ME PREGUNTO


¿A dónde se van el polvo de los libros no leídos, los suspiros, las colillas de cigarro, el aliento de ron o vino, las palabras no dichas, las monedas de diez centavos, las hojas secas, los monstruos del bosque, el vacío del domingo, la chatarra de los carros, el frío de aquella noche; a dónde los dioses y los gatos podridos, tu abrazo, los vasos de unicel, el vaho, el olvido, las noches y sus testigos, los poemas no escritos, las lágrimas, las tazas rotas, los labios cómplices, las sobreesdrújulas, el tiempo perdido, la letra "h", las pelusas, la inspiración del poeta, el danzón,  el humo de tu cigarro nocturno, las viejas bardas de piedra, tu silencio, el orgullo; a dónde se van los sueños?...me pregunto.



Daniel M. Cervantes
2011

ALQUIMIA

Te busco a ratos en tu mirada perdida y en el humo de mi cigarro, te extraño en tus labios ausentes y en el borde de mi taza con el café ya frío, te pienso en el desayuno que no es lo mismo sin jugo o sin ti, aunque estés conmigo; te nombro en tus silencios, te dibujo en mis sábanas, te marco el pecho, te rasco el alma y rasgo, profundo, mi almohada para encontrarnos dentro.
Repetido este ritual por ambas partes más de varias veces, se hace del uno mas el otro: un nosotros, por unos días...o idealmente, para siempre.


Daniel M. Cervantes
2011

NI LUNES NI DOMINGO

Tengo los pies cargados de un confiado tal vez y un certero contigo, aunque a estas horas que ya no son del domingo ni llegan a ser del lunes todavía, se siente la esperanza a rastras, el deseo absorto, la pasión débil, la fuerza menguada, el corazón tibio, las ganas pesadas, la razón caída, el ayer desprendido, la ilusión derrengada, los sueños sosos, la fantasía apática, la utopía reticente y el amor lánguido; a estas indefinidas horas, se deja el café en el filtro de la cafetera, la ropa lista y la semana bien abierta para que los pies sigan cargados y encendidos.


DANIEL M. CERVANTES
2011

viernes, 11 de marzo de 2011

LETRAS AHORCADAS

Tengo esa ansiedad, la de querer decir tanto o la que obstruye la garganta y se atora en los oídos; tengo borrosa la mirada y se borra también la marca que deja mi taza de café, tengo la mano inmóvil, la cama inflamada, la libreta vacía, las palabras ahorcadas, la vida llenándose de tiempo, el tiempo llenándose de nada o de ti o de tiempo. Me dudo, me descubro, me juego, me hastío, me pienso, me desconozco, me sufro, me admiro, me soy y dejo de serme, me recorro y recorro tus rincones y los del mundo para volver al principio o a los principios del mundo, me verbo, me adjetivo, me instinto y por instinto también te soy y también te dudo, se confunden mis letras, me superficie y me hondo, me duelo, me humano, me punto y coma, me tierra, me hoy, me lluevo, me tú.


Daniel M. Cervantes
2011