Con esta taza de café brindo por la tierra que sangró para parirnos y a la que regresaremos. Maldigo, con esta misma taza y el humo de mi cigarro, a la conciencia, la más tonta enfermedad del hombre y a la razón tan carente de ella misma, como maldigo, por hoy y tal vez lo haga de nuevo, a los instintos que nos recuerdan el reino al que pertenecemos; lo hago esta tarde que tengo los pies fríos por lo roído de mis calcetas, un poco tarde tal vez o más temprano de lo que esperaba, tan relativo como el amor o el vacío pero bendigo al hombre por su persistencia a costa de sí mismo.
Desde anoche reconozco tus obstinadas ganas de caer y esta tarde acepto mis instintivas ganas de salvarte, porque aunque no sea lo más sencillo de entender, sólo contigo me salvo...y me destrozo.
Daniel M. Cervantes
2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario