miércoles, 10 de agosto de 2011

DE MADRUGADA O BUSCO UN COLOR

Mientras tanto intento, sólo intento, pintar con letras. Dibujar rastros de historias y rostros de una realidad paralela, tácita pero intangible, tan de otros pero tan mía.
Escribo encima de los ojos del que observa, pinto sobre la piel del que siente, armo y desarmo, construyo y deconstruyo mientras me reconstruyo en letras y en la escena. Miro el teatro de la vida misma que me parece tan ajena. Doblo las esquinas de las páginas que antes han sido dobladas por alguien que soñó igual que yo, sintió igual que yo, dobladas por aquel que atravesó un instante mis instantes.
Me doblo yo y me marco y me esquino y me quemo y me redoblo y envejezco aunque no quiera.
Conservo la esperanza de la alquimia y difumino la inocencia del amor, me envanezco y me desvanezco y a ratos dejo de ser cuerpo o imagen, a ratos ni semejanza.
Mezclo en mi paleta las distintas tintas, los licores ajenos, las escencias marchitas, las canciones añejas, la sangre endurecida, las lágrimas viejas y las miradas tibias para ver si descubro un nuevo tono, un color menos sobrio al de las letras y aún más íntimo, más brillante al de la prosa y más sincero que el verso, un color más intenso, menos de otros, más terso, más vivo entre los vivos, un color más parecido al aquí y al nosotros, al tú y yo más de fondo que de forma.
Busco la verdad sobre la verdad misma. Busco la vida en vida y al amor en el amor... pero mientras, yo sigo siendo consonante o vocal, según mi humor, sigo siendo un después, un tal vez, un viaje del héroe, una ficción.

Daniel M. Cervantes
2011

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