Debo sacarte de mí. Tal vez comience por dejar de pensarte en las mañanas. Y a partir de pasado mañana, o un día después, deje de beberte en el café. Me han dicho que me dé tiempo, yo más bien quiero regalarme soledad y algunas copas de vino para asentar las memorias y sudarte.
He pensado quererte unos días más, los suficientes para que mi piel te absorba, para que mis ojos te escurran; los necesarios para hacer arder al tiempo y mis palabras todas, las dichas y las pensadas, las espantadas, las amorosas, quemarlas todas y hacer una hoguera en silencio que nos caliente el pasado para poder enfriarlo con aquello que no se dice, con el silencio que queda entre dos que se amaron tanto.
Unos días más de quererte tanto para que sepas que lo hago y hagas de ese amor lo que te plazca: mirarlo, masticarlo, escupirlo, abrazarlo, aventarlo por la ventana o echarlo al baño. Suena inútil, lo sé, pero quiero unos días más para terminar de comprender cómo es que se borra el tiempo y se hacen morir los años.
Que amar es un delirio alucinante, un mal demente de los hombres, una costumbre masoquista, una perversa manía; pero dejar de hacerlo se parece tanto a la muerte misma.
qe lindo :') desearia poder escribir asi :)
ResponderEliminarEl mundo del "deber" es complejísimo, inasible: muy pocas veces el deber compagina con el querer.
ResponderEliminarEstos cuatro párrafos,que me parecen fantásticos (aunque el tema cueste) por su ritmo, figuras y temáticas combinan a sobremanera con una gran pieza del disco Villatrópico del grupo Chéjere,"Perder la piel," con letra de Álvaro Alcantara.
ResponderEliminarSe me hace necesario citar el estribillo de dicha canción: "Voy a echar el amor gastado en los bolsillos rotos, para cuando te vayas, no me duela el corazón. Y si algún día echas de menos el amor que nos unió, bórrate el nombre y la piel que te di yo..."