Esta noche debido a la primavera o sin ninguna razón tengo las ideas mezcladas, la mecanografía revuelta, tengo las palabras en la entraña con las letras al aire, la cabeza en los pies, la melancolía en la sonrisa y el sueño en la vigilia, tengo el principio en el fin...y a ti, más que otras noches, te tengo por todas partes.
A ti que fuiste insomnio antes que yo hombre, que fuiste idea antes de que conociera tu cuerpo; a ti te nombro esta noche aunque me falle la voz, te esculpo esta noche aunque lejos estoy de ser artista o poeta o de sentir mi cuerpo; evoco tu mirada: la primera para mí, e invoco esa noche: la primera con vos.
En mi cajón está aquella carta ¿la recuerdas?, en alguna otra parte esta aquel disco. En mi almohada está ese verso que te apropiaste con los ojos del color que fueran. También en mi almohada está el olor de tu biblioteca, el sabor de ese bosque que fue tan tuyo por tantos años, el color de los ladrillos que hacen las bardas de tu casa, la luna de aquella noche, el contorno de ti, el portón verde abierto, tu abrazo y mi incredulidad de encontrarte. En la memoria del tiempo está mi pasado (lo que olvidé y lo que recuerdo) jugando con el tuyo (el que conozco y el que guardas). En mi café, ése que sigue humeando, se escribieron tus dos palabras y se fundieron mis quinientas pasiones al unísono.
Se terminó el invierno.
Aunque siempre perteneciste a la madrugada y te entregaste al insomnio, este insomnio te lo regalo yo, con su nostalgia y su olor, con sus aires de pasado que nos repite y presente que nos construye y con un poco de suerte, te regalo también un mañana para dos.
A ti que fuiste insomnio antes que yo hombre, que fuiste idea antes de que conociera tu cuerpo; a ti te nombro esta noche aunque me falle la voz, te esculpo esta noche aunque lejos estoy de ser artista o poeta o de sentir mi cuerpo; evoco tu mirada: la primera para mí, e invoco esa noche: la primera con vos.
En mi cajón está aquella carta ¿la recuerdas?, en alguna otra parte esta aquel disco. En mi almohada está ese verso que te apropiaste con los ojos del color que fueran. También en mi almohada está el olor de tu biblioteca, el sabor de ese bosque que fue tan tuyo por tantos años, el color de los ladrillos que hacen las bardas de tu casa, la luna de aquella noche, el contorno de ti, el portón verde abierto, tu abrazo y mi incredulidad de encontrarte. En la memoria del tiempo está mi pasado (lo que olvidé y lo que recuerdo) jugando con el tuyo (el que conozco y el que guardas). En mi café, ése que sigue humeando, se escribieron tus dos palabras y se fundieron mis quinientas pasiones al unísono.
Se terminó el invierno.
Aunque siempre perteneciste a la madrugada y te entregaste al insomnio, este insomnio te lo regalo yo, con su nostalgia y su olor, con sus aires de pasado que nos repite y presente que nos construye y con un poco de suerte, te regalo también un mañana para dos.
a 27 de marzo de 2011 a las 3:28 a.m.
Daniel M. Cervantes
Primavera 2011
Deseo que tengas noches escasísimas en sueño si el estar despierto a las 3:28 AM te hace escribir así.
ResponderEliminar