Un día sin sol, sin lluvia, casi sin razón y sin honores, con la vista cansada y gastadas las ganas, oliendo mi cuerpo igual que el aroma que despiden las hojas de libros viejos, con las manos libres pero sin rumbo y las piernas desencajadas, con los recuerdos añejos, la memoria anclada, la razón tortuosa, la cama deshabitada, con mis silencios rotos igual que mis palabras, la garganta quebrada, la piel enmudecida y las paredes sin colores, así este día sin sol y sin lluvia...en el que duele la casa sin flores.
Daniel M. Cervantes
2008
Daniel M. Cervantes
2008
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